Aun cuando el título del post está referido a un gran número de personajes de la política peruana, el contenido de este post se centra específicamente en uno y con nombre propio: Máximo San Román.

Este señor, eterno aspirante a segundón en distintas elecciones fue candidato a la vicepresidencia en la plancha de Pedro Pablo Kuczinsky, y ya que no pudo pasar su candidato a la segunda vuelta, al parecer ha quedado algo turbado, inconforme, inquieto, diriamos, y quizás a ello se deba que últimamente lo notamos muy cercano a Keiko Fujimori.

En su caso,  no es sólo asunto de falta de memoria, es falta de dignidad el hecho de acercarse nuevamente al entorno de los Fujimori. Este señor no recuerda como lo trataban Fujimori y Montesinos, pues hay que recordárselo, como a un "don nadie", como a un mozo, como a alguien totalmente prescindible, alguien  a quien se le puede dar una patada en el "poto" sin ningún reparo.

Recuerdo que le decían los periódicos chichas, San Huamán, también recuerdo después del golpe al Congreso, alguna caricatura, donde  él aparecía con los ojos desorbitados, con una camisa de fuerza y dos enfermeros a los costados que le decían " si papito ya eres presidente". Así se burlaba de él la prensa fujimorista.

Cómo puede tener este señor tan baja autoestima para intentar subirse al coche de la misma gente que lo ninguneo, es más ahora se deshace en elogios a la hija del dictador y no sólo eso sino que responsabiliza de todo a Montesinos como quitándole un poco de responsabilidad a Alberto Fujimori.

Este político aficionado al "maltrato" que en los 90 inspiraba muy poco respeto a la mafia  fujimontesinista, está haciendo ahora algo peor, está perdiendo el respeto de mucha gente que lo consideraba un político sensato. Esa actitud de querer  acomodarse nuevamente con el entorno de Fujimori lo revela definitivamente como un político sin dignidad, arrastrado dirían algunos.

Una verguenza para los cusqueños.

MARDAM